¿El show de la política o la política como espectáculo? – Parte III

      Recapitulando entonces y, a despecho del offside involuntario en que nos hizo caer la pelota y la fiebre mundialista ya aclarado en el lead de la columna; lo cierto es que la misma nos quedó picando, traviesa ella como ninguna pero no más que el show de la política estelarizada por Trump y Putin sin ser ellos, por el bien del fútbol, ni Mbappé ni Modric respectivamente, pero sí dándole a la prensa mundial material más que luces de un proscenio a la política como espectáculo.

   Decíamos que el presidente Trump había hecho de las suyas, razones lícitas o no aparte frente al G-7 al no suscribir el acuerdo final, como consecuencia de los impasses en las barreras proteccionistas y la subida internacional de los aranceles a las importaciones mundiales frente a los países más industrializados. Después, sería en Bruselas que le enmendaba la plana a la OTAN en pleno, en cabeza de la canciller alemana Angela Merkel. La razón: otro impasse, la insuperada cuota del 2% de sus PBI para con el tratado Trans-EuroAtlántico. Luego otra más, en tierras de Los Beatles, en que a la Primera Ministra Theresa May, le corregía la plana y velada advertencia por – según él – el blandengue tratamiento al asunto del Brexit y sus repercusiones posteriores en el comercio con la Unión Europea.

   Así entonces el mandamás de gringolandia, más envalentonado que nunca, llegaba a la cita con su par ruso, Vladimir Putin, en la ciudad de Helsinki. Una ciudad, la capital finlandesa, tan neutral para los efectos de dicha cumbre como tan próxima para los dos. Para el presidente ruso, por razones obvias de la cercanía demográfica y no menor ascendente en lo histórico durante la segunda guerra mundial como parte del frente soviético. Para Trump, desde un punto de vista etnocentrista, como que tanto le gustaría que fuera más nórdica (suecos, noruegos, finlandeses) la nueva oleada de migrantes hacia los Estados Unidos.

   Siguiendo en el análisis y para escozor del deep State (el Estado profundo) el cual es esa suerte de Beltway o camino de cintura que aglomera a burócratas del gobierno federal, sus contratistas, cabilderos y multimedia: todos en una, la columna vertebral de la inamovible burocracia y sus apparatchiks (una especie de agentes federales del gobierno) al estilo soviético. Para ellos, Trump significa un modelo alternativo económico y político.

   Su aparición en el escenario político ya produjo daños irreversibles para la élite liberal financiera, los Rockefeller, los capitales especulativos con el agente de George Soros y la maquinaria bélica guerrerista industrial, que en principio apoyaban a Hillary Clinton y que aún ahora guardan la hora agazapados en ese Reloj de los Cinco Minutos Antes de Medianoche.

   Por eso estamos viendo la histeria del establishment, porque ellos (tanto el Partido Demócrata como el Republicano en Estados Unidos, así como todo el establishment en Europa Occidental, dado que todos ellos forman parte a nivel global de un único modelo liberal económico) entienden que se están jugando su propia supervivencia. En un futuro cercano se creará una situación de distintos proyectos regionales (proyecto capitalista en los Estados Unidos, proyecto Rojo en China y Proyecto islámico) que, por un lado, va a aumentar de forma espectacular la incertidumbre en el mundo y, por el otro, creará oportunidades para nuevas ideas en el nivel regional.

   Para decirlo en corto: Aunque en Estados Unidos los financistas buitres con los Obama, Bush, MacCain, etc, están atacando a Trump por llegar a importantes acuerdos con Putin, es improbable, aunque no descartable del todo que lo pudieran detener; pues detrás de todos estos nombrados está, como ya lo dijimos, Rockefeller pero con su muerte, de alguna forma, pierden protección. El presidente Trump eliminó dos pájaros en un tiro. Las dos dinastías en las últimas elecciones: Bush y Clinton, y a MacCain, ex-veterano de guerra, candidato perdedor republicano en la contienda de 2008 y viejo halcón en el Senado Federal, con todo ello un donnadie, se lo lleva en breve su propia enfermedad terminal.

Continuará…