AHORA EMPEZAMOS A SABER…

Ahora empezamos a saber. De golpe sabemos.

Que somos las calles por las que marchamos y huimos. Que una vuelta más no nos enjaula en el exilio de lo que siempre nos quedará lejos.

Que somos la intrincada trama de los apuros y los encuentros. Que trenes y colectivos trazan un absurdo mapa que después del recorrido sólo sirve para confirmarnos lo perdidos que estamos.

Ahora sabemos, que en cada negocio al que elegimos volver, espera un amigo.

Que somos los horarios que fijamos para mentirle al tiempo, recreos de libertad que nos parecerán siempre insuficientes. Que somos los dueños de una llave falseada de tanto abrir y cerrar puertas que no son. Que somos la vereda de la sombra, el sol que nos falta cuando está nublado, y la lluvia que imploramos para salir corriendo a guarecernos.

Una pequeña patria de esquinas.

Ahora sabemos. Lo sabemos bien.

Que somos el día que nunca alcanza y las luces que quisiéramos ver sin dormir toda la noche. Que somos un viernes demorado que al final llega, y un domingo sin otro plan que la tristeza. Una miniserie de fines de semana largos.

Que somos la posibilidad no clausurada de un nuevo abrazo en uno de cada mil desconocidos.

Ahora sabemos, que la música en soledad sólo es espera y que se piensa siempre de a dos.

Que no hay película mejor que la vida que nos contamos. Que los libros son casas adentro de las casas.

Y ahora que sabemos, que quien escribe en aislamiento entabla una conversación que quisiera sostener por siempre. Ahora que lo sabemos ¿qué haremos con lo de afuera aquí guardados?

¿Qué haremos con lo que sentimos sin soltarlo?

¿Cómo nos curamos de la enfermedad de los otros, los que insisten en ignorar aquello que ahora sabemos?

Porque ahora sabemos. De golpe sabemos.

Que somos las calles, los árboles, el aire, los sonidos. Un nombre que no existe si no se pronuncia en voz alta. Una mirada en otra mirada, viendo lo que se da y lo que se recibe. Un paso más que estando de pie, será como nunca, necesario que demos.