EMPANADAS ROBOT

EMPANADAS ROBOT

2019-07-29 Desactivado Por ElNidoDelCuco
















Por POL PLIEGUES

           Me levanté temprano como siempre y fui a trabajar en un tedioso viaje de ida y vuelta. Cuando estoy volviendo paso por verdulerías y carnicerías mucho más económicas que por donde vivo y por lo general  aprovecho ofertas y traigo en mi mochila colección de mercancías. Esta vez compré un matambre, cebolla de verdeo, cebolla común, tapas de empanadas y ajo. Los condimentos ya los tenía y el caldo también, pues quedó de un guiso de cerdo que hice para una sopa de zapallo con chancho.

Llegué a las 16 horas y guardé todo en la heladera, subí las escaleras como pude, estaba cansado y me tiré de plancha en la cama. A la media hora, y después de una ducha rápida, estaba repuesto de energía para continuar el día. Prendí la radio, la tele y le bajé la voz pues me encanta ver sin escuchar y escuchar sin ver, cosa de locos.

Fui hasta la heladera y saqué el matambre, el verdeo, acomode las cosas y comencé a desgrasarlo, no tanto… Luego lo corté en dados muy pequeños o cubos. Si te gusta más así, o “paralelepípedos de lados iguales”, como les gusta decir a mis amigos super-lógicos, una serie de hacedores racionales en donde la vida no tiene sentido más que razonando, siempre fueron raros y siempre hay problemas, yo también lo soy y tuve que aprender a convivir con ellos.

Tomé la sartén más grande que tengo y puse un poco de agua, luego, cuando llegó a un incipiente hervor puse la carne y un poco de sal, apenas. Lavé el verdeo con unas gotas de lavandina por litro y luego corté con un cuchillo donde la parte verde del verdeo se pone blanca. Esta la piqué junto a la cebolla común y con la verde hice lo mismo y reservé para después. Al mismo tiempo hervía varios huevos.

Mientras que por la televisión pasaban “Yo Robot”, la película de Alex Prayas que tiene por protagonistas a Will Smith y Susan Calvin, yo cuidaba la carne. Estábamos en que había puesto ésta  en un poco de agua hirviendo, y así la deje un rato largo con unas ramas de orégano fresco, hasta que todo se convirtió en un sancocho (sancochar), allí comencé el proceso de bañar en caldo hasta que la carne estuvo tierna y se evaporó todo el agua del caldo que aportó su sabor. Coloqué la cebolla, el ajo picado y el verdeo (la parte blanca), si se quiere poner morrón cortado este es el momento, yo no tenía.

Revolviendo cada tanto con la cuchara de madera me sentía ejecutando pasos de una programación inherente a mi genética de barrio de casas bajas y tiempos relajados. Mientras tanto Will no paraba de disparar su arma, para destruir los robots, en el desenlace de la epopeya de los mismos, para lograr el cometido de las tres leyes de la robótica creadas por el escritor Isaac Asimov, en “El Hombre Bicentenario”, justamente para proteger a los humanos de sí mismos, una especie de paradoja, que se describe de manera elegante y filosófica en “Lógica del sentido”.

Terminé de boludear con esto y volví a lo único realmente importante, “la comida”. Una vez que la cebolla se puso transparente comencé con  la incorporación de las especias, comino molido, un toque de pimienta de cayena, un toque mínimo de pimentón, pero cuando digo mínimo es mínimo, un toque de nuez moscada, ohhhhhhh, placer de dioses si los hay, si se pasa, hasta luego si te ha visto, chau todo y hacemos pastel de papas en vez de empanadas.

Siguiendo con el asunto me pasé de picante, tratando de compensar esto se me ocurrió poner pasas de uva rubias que tenía en el freezer y un poco de vino blanco que le aportó el dulce necesario para estabilizar los sabores. Cuando todo estuvo listo, desparramé el relleno en una asadera para que se enfríe rápido, mientras cortaba los huevos lo más chico posible y picaba la parte verde del verdeo del tamaño adecuado. Enfriar, mezclar todo y rellenar las tapas de empanadas compradas en el chino. Una vez que tuve las empanadas listas para fritar, tomé el mixer e hice papilla un tomate con un locoto boliviano o rocoto peruano (son lo mismo), piqué perejil y decoré.

Ahora sí, estoy friendo las empanadas y ya siento el aroma de su relleno y el fresco que voy a disfrutar en el paladar cuando las moje con la salsa de locoto…

¡Que rico!

EL NIDO DEL CUCO

  

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