CAPITALISMO Y OBESIDAD
30/05/2023 Desactivado Por ElNidoDelCuco
Por POL PLIEGUES
Por tu culpa, por tu culpa y por tu propia culpa:
La epidemia de la obesidad es el problema de salud internacional más importante, la mitad del planeta va a ser obeso y tener sobrepeso en el 2030, y eso es una tragedia hecha por el hombre a través de la gula y la avaricia del sistema capitalista actual, no por nada son pecados capitales en las sociedades religiosas.
Una entrevistada nos dice que cuando era más joven creía que su peso era una compañía y se pasaba el tiempo haciéndose reproches a sí misma a causa de eso, se sentía fracasada, que no valía nada que no servía para nada, realmente le llevó un tiempo cuestionar esas creencias y desafiar esos pensamientos. ¿Realmente es una fracasada? No. Pero tardó en darse cuenta de su obesidad.
La industria alimentaria dice que es tu culpa: “sos gordo porque no te controlás”, por tu culpa, por tu culpa y por tu propia culpa. Pero la realidad es otra, han creado un entorno alimentario en el que mires donde mires, ya sea en tu celular o en carteles publicitarios, verás comida chatarra.
La manipulación comienza con los niños. Estudios científicos demuestran que existe un vínculo directo entre la publicidad que ven y los alimentos que prefieren. La Organización Mundial de la Salud recomienda regular los comerciales de comida en televisión, pero la industria es ingeniosa y se infiltra en áreas nuevas como redes sociales o juegos en línea, las hábiles estrategias de marketing ocultan el hecho de que la comida basura causa una de las enfermedades más devastadoras de la actualidad: la diabetes. Hoy en día mata a una persona cada seis segundos en todo el mundo. Hace 25 años si les hubieran dicho que hay pacientes de 18 años diabetes tipo 2, habrían dicho: “cielos, es increíblemente raro”, ahora es muy común que los jóvenes y los niños tengan diabetes tipo 2, esto también beneficia a la industria farmacéutica que vende insumos e insulina para detectar glucosa en sangre.
Uno de los problemas de nuestra sociedad de consumo, es que estamos atrapados en una red de prejuicios que da lugar a reprender a los afectados por los alimentos que consumen y acusarlos de perezosos, pero ¿y si la obesidad fuera un fracaso colectivo y no individual? Es el síntoma de un mercado libre que odia las grasas pero que produce gordos, una sociedad obeso-génica.
Ningún país desarrollado ha conseguido detener este fenómeno global, en este momento dos mil millones de personas, adultos, adolescentes y niños, tienen sobrepeso u obesidad.Eso no sucede por arte de magia, lleva mucho trabajo y hay que analizar quién está impulsando este proceso.
En los primeros años del siglo 21, los países occidentales le han declarado la guerra a la obesidad sin éxito, se estima que para 2030 habrá 250 millones de niños obesos en el mundo. ¿Han tomado nuestros gobiernos el rumbo correcto? Al menos dos tercios de los hombres y mujeres del Reino Unido tienen sobrepeso y la cifra sigue aumentando. El impacto de la obesidad transforma el cuerpo y puede disminuir lentamente la calidad de vida.
Según el mensaje que se difunde por todas partes nosotros mismos somos los culpables de nuestro peso, las personas gordas simplemente son glotones, incapaces de controlar su apetito, tienen la opción de cambiar pero, ¿realmente tienen elección?
Los funcionarios de la salud pública estaban seguros de que lo único que se necesitaba para derrotar a la obesidad era fuerza de voluntad: “coman menos, hagan más ejercicio”, se convirtió en el mantra de la primera década del 2000, y dio la vuelta al mundo, “comencemos a movernos, a girar, a trepar, a ir más allá de nuestro límite, durante 30 minutos cada día o 60, y si quieres parar, siempre puedes volver a empezar”.
Es muy fácil ver a una persona delgada y decir que tiene mucha fuerza de voluntad, que tiene principios y es fuerte y luego ver a alguien con un problema de peso y atribuirles rasgos negativos, o son débiles o no tienen fuerza de voluntad. No es a nivel individual, no es voluntarismo. Si seguimos creyendo eso, nunca cambiaremos esta epidemia de obesidad.
El capitalismo se apropia de su crítica y la hace suya:
En 2010 Michelle Obama lanzó una campaña contra la obesidad infantil, la primera dama estadounidense bailó al ritmo de “Mueve tu cuerpo”, un programa que pretendió establecer estándares más saludables para las comidas de los comedores escolares. Cuando enviamos a nuestros hijos a la escuela tenemos derecho a esperar que no coman comida grasosa, salada o azucarada, esa que intentamos evitar cuando están en casa. Michelle Obama estaba al principio en el camino correcto y creo que se desvió por una mezcla de malos asesores y por incorporar a las empresas de alimentos, que fueron capaces de quitar fuerza a su poderoso mensaje y reducirlo a verla en televisión alentando a las personas a moverse de ese modo en lugar de decir: “movámonos juntos para transformar el sistema alimenticio”. Con su video “Move Your Body” Beyoncé imprimió un rumbo fijo a la campaña, una bendición para las multinacionales que rápidamente se unieron al baile en 2015.
Coca-Cola creó la red global de balance energético, un centro de estudios global dedicado a resolver el problema de la obesidad, ¡adivinen cómo!, promoviendo el ejercicio. La mayor parte de los medios populares y la prensa científica afirman siempre que comemos demasiado, que la culpa es de la comida rápida, las bebidas azucaradas, etc., y realmente no hay pruebas convincentes que demuestren que esa es la causa. En pocos años gracias a esta campaña liderada por Coca-Cola, la falta de ejercicio se convirtió en el centro del tema de la obesidad, pero esto se basa en una teoría que sacaron de la manga para defender el producto y el interés privado de la corporación y así es como se traduce al idioma del marketing.
La industria se ha centrado en la cuestión de las calorías que se ingieren y las que se queman, puedes beber lo que quieras, solo debes salir a correr y quemar esas calorías. Bueno, sabemos que eso no es cierto, se supone que para evitar subir de peso sólo deberíamos quemar la misma cantidad de calorías que ingerimos, la teoría suena lógica, pero por desgracia no es verdad. El ejercicio físico de hecho tiene un papel secundario en el control del peso.
La física tiene poco que ver con la fisiología:
Para eliminar una hamburguesa se debe correr una hora, para una pizza más de dos, y si lo miras desde la perspectiva de las calorías, la acumulación de grasa es igual a calorías consumidas menos calorías quemadas, y eso siempre es cierto, ya que lo analizas desde la perspectiva de la física. Pero el problema nosotros tratamos con la fisiología humana.
Realmente no tienen nada que ver, creo que deberíamos dejar de centrarnos en las calorías. Puedes comer menos y perder peso durante un tiempo, pero a largo plazo tu cuerpo se defenderá y sabemos que el metabolismo es más fuerte que la fuerza de voluntad. De acuerdo, si el problema no es de fuerza de voluntad, ¿cuál es la causa del gran aumento de la curva de la obesidad a partir de los años 80?, ¿cuál es la diferencia entre 1970 y 2019?
La gula de la industria alimenticia:
Bueno, no creo que sea la biología básica de la persona, sino el modo en que comemos, tanto por los alimentos como por la frecuencia con la que comemos. En 40 años nuestros hábitos alimenticios han experimentado una revolución fomentada por las políticas de salud pública de fines de los 70, las enfermedades cardiovasculares eran el gran fantasma, causaban millones de muertes, el comité especial del senado de los Estados Unidos sobre nutrición estaba investigando la conexión entre la dieta y las enfermedades del corazón. El Lobby del azúcar logró que se declarara culpable a las dietas con alto contenido en grasa, un error con graves consecuencias, los funcionarios de la salud pública recomendaron reducir las grasas.
¿De qué estudio científico serio salió esta idea? De ninguno, como tampoco tenían armas de destrucción masiva los iraquíes e igual los bombardearon para saquear sus recursos naturales, ya que estos lobbies estadounidenses controlaban la prensa y la publicidad.
Entonces todo light, todo es dietético sin grasas, descremado, o con grasas de origen vegetal, las margarinas, un aceite que tras varios procesos logran hacerlo sólido y que no se derrita a menos de 37 grados, lo que permite trabajar en ambientes cálidos, pero tampoco el cuerpo los absorbe como la manteca de leche vacuna, a la que se decidió reemplazar.
El invento del JMAF:
Los productos a base de cereales promocionados como libres de colesterol reemplazaron a las carnes como alimento básico, eso significa comer más harinas, pan, harina de maíz, arroz y papas porque son bajas en grasas. También aconsejaron comer menos lácteos, menos carne, quesos bajos en grasa, ese fue el consejo estándar durante muchos años y creo que es el culpable del aumento de peso, los almidones, el azúcar, el JMAF(endulzante a base de Jarabe de Maíz de Alta Fructosa).
El gobierno estadounidense pidió a la industria alimentaria que produjera miles de alimentos procesados reducidos en grasa y entonces la industria alimentaria al reducir la grasa tuvo que reemplazarla con otras cosas, pues lo hizo con cereales procesados y azúcar. El truco de la agroindustria hizo que la transición resultará fácil, el JMAF, un sustituto barato de la azúcar hizo que la comida light se convirtiera en sabrosa y adictiva, los químicos se pusieron a trabajar, eliminaron ingredientes, los estantes de los supermercados se llenaron de almidones empaquetados de forma atractiva, re procesados como pan, cereales y alimentos precocidos.
Ingerir azúcares en exceso causa graves disfunciones en nuestro cuerpo, comenzando por un desequilibrio hormonal, cuando comes, ciertas hormonas se incrementan y la hormona principal involucrada en el metabolismo de energía es la insulina. Ésta, determina si las calorías que consumimos se queman o se almacenan como grasa, la glucosa, es decir el azúcar en sangre, es el combustible de casi todas las células vivas. Cuando comemos, nuestro páncreas secreta insulina y esta es la que transporta el azúcar a nuestras células. Cuando nuestras dietas incluyen muchos alimentos almidonados y dulces, como los alimentos procesados, los niveles de insulina están constantemente altos, entonces nuestras células adiposas, el tejido graso de nuestro cuerpo, asimila demasiadas calorías y las retiene, por lo que no hay suficientes calorías para el resto del cuerpo, no hay suficientes calorías para los músculos, los órganos y el cerebro, por eso tenemos hambre.
Estos alimentos súper procesados, comidas rápidas, bebidas azucaradas, comida chatarra, se digieren muy rápido pero no provocan saciedad, por lo tanto, son estos carbohidratos procesados los que engordan, a pesar del impacto negativo que estos alimentos ultra procesados tienen en nuestro metabolismo, nada ha detenido su propagación, es rentable vender alimentos grasos, azucarados, salados y adictivos, es mucho menos rentable vender comida sana, alta en fibra y mínimamente procesada.
Entonces ¿qué es lo que impulsa esta epidemia de obesidad?, las ganancias corporativas. Esta revolución dietética ha creado imperios como Nestlé y Unilever, Coca Cola, Kellogg’s, Pepsico. Actualmente un puñado de enormes corporaciones son dueñas de casi todas las marcas, juntas ganan 500 mil millones de dólares por año y controlan nuestra alimentación.
Ni que hablar de nuestra clase baja que en argentina está subsidiada por todos lados, con tarjetas alimentarias para comprar galletitas baratas en supermercados, bolsones de comida y ayudas de todo tipo en alimentación. Más del 50% de los niños argentinos son pobres gracias al pago de una deuda tomada por los mismos dueños de estas empresas alimenticias que nos envenenan, incluyendo a las empresas agrícolas, productoras, comercializadoras, acopiadoras y todo este rollo, una deuda que nunca se invirtió en el país y que gobiernos populares tibios y cobardes decidieron pagar, a estos niños el gobierno les reparte harinas y carbohidratos a morir, latas de vegetales de baja calidad súper conservados en sales perjudiciales para su futura salud. Como no tienen más salida, comen eso, donde los vegetales frescos están ausentes y las proteínas de rápida absorción como las carnes de res, pollo y pescado están desaparecidas. Si pueden comprar algo son o alitas de pollo, que las ponen en salsa y le agregan fideos, o si no, pueden comer una vez a la semana, carne picada, también en salsa para acompañar fideos, arroz o polenta, de pescados ni hablar.
Alimentos y medicamentos, un solo corazón:
A todo lo anteriormente descrito se agrega la industria farmacéutica que viene a paliar todo este problema que la misma industria alimenticia produjo. En Argentina se permite la publicidad de medicamentos de venta libre, entonces tenemos a un gordo en una publicidad televisiva en la que come con gula un sándwich de chorizo que se le abalanza encima y luego se tiene que tomar un sobre de un polvo mágico (de alguna farmacéutica internacional), que disuelto en agua le devuelve el bienestar, ese polvo mágico no es otra cosa que un antiácido como el bicarbonato de sodio con limón. Y así queda expuesta esta gran sociedad lucrativa: la industria alimenticia que nos enferma y la industria farmacéutica que nos cura. Un círculo vicioso que se retroalimenta.
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