LEONARD PELTIER, MI VIDA ES MI DANZA DEL SOL
28/05/2023Por ARIEL STIEBEN
Leonard Peltier, Preso político Interno 89.637-132 de padre anishinabe y madre sioux, ha pasado 47 de sus 78 años, preso.top sex toys custom basketball jerseys sex toys for men nike air max sc women’s nfl stores dallas cowboys custom design nike air jordan 4 black canvas nfl jerseys cheap best human hair wigs online nike air jordan high top best human hair wigs human hair wigs for women nfl jerseys cheap nfl bengals jersey
En los años 50´ muchos indios habían sido obligados a instalarse en las grandes ciudades. Algunos jóvenes, inspirándose en las protestas de esa época (chicanos, puertorriqueños, Panteras Negras, opositores a la guerra de Vietnam), crearon en 1968 su propio movimiento reivindicativo, el American Indian Movement (AIM). Siguiendo al movimiento por los derechos cívicos negros, el AIM toma considerable impulso. Leonard Peltier se incorpora muy pronto. Participa en acciones militantes en la lucha contra el alcoholismo, la distribución de alimentos, la creación de programas de abastecimiento, la restauración de actividades religiosas tradicionales y el renacimiento de lenguas autóctonas.
En 1970 Peltier participa en la ocupación del Fuerte Lawton, donde se encuentra con los líderes del movimiento, Dennis Banks y Russel Means.
En 1972, organiza la marcha de los tratados violados que acaba con la ocupación de la oficina de asuntos indígenas en Washington, episodio que tuvo gran resonancia en los medios. Desde entonces, el AIM será considerado por el FBI como una organización subversiva y sus jefes como enemigos.
La administración del presidente Richard Nixon pone en marcha un programa de contra – espionaje (COINTELPRO) para infiltrar y desestabilizar a las organizaciones, entre ellas el AIM.En noviembre de 1972, acusado de agresión contra agentes del FBI, Peltier permanece preso durante cinco meses, para ser luego liberado por falta de pruebas. En 1973 el AIM participa en la ocupación de la aldea sagrada de Woudend Knee. Las autoridades sitian la aldea durante tres meses y matan a dos siouxs. Posteriormente los sitiados se rinden y una ola de terror se abate sobre Pine Ridge; 80 militantes son asesinados entre 1973 y 1975. En Junio de 1975 la propiedad es rodeada por comandos paramilitares, agentes del FBI y policías. Estalla un tiroteo, dos agentes federales, Ronald William y Jack Cooler, aparecen muertos.
A partir de ese enfrentamiento armado, una gigantesca campaña mediática intenta criminalizar al movimiento indio. Se abate la represión sobre todas las reservas y Peltier huye a Canadá. Estados Unidos logra la extradición con el testimonio de una india, Myrtle Poor Bear, que admitió verle disparar, aunque luego se desdijo y acusó al FBI de coacciones. El juez no dejó que esta mujer, ya fallecida, declarase durante el juicio. Su proceso tuvo lugar en la ciudad de Fargo (Dakota del Norte) región de ganaderos hostiles a los indios. El jurado estaba íntegramente compuesto de esa categoría social. Se lanza una campaña de desinformación. Se habla de amenaza de atentados o de ataques armados de los miembros del AIM para liberar a Peltier. Los miembros del jurado atrapados en la paranoia general son trasladados en furgones blindados y aislados en sitios con sistemas de seguridad.
En 1977, Leonard Peltier es condenado a 2 cadenas perpetuas, y a pesar de la apelación la corte confirma la sentencia.
PRUEBAS CUESTIONADAS
“Siempre había oído mentar, /que ante la ley era yo, igual a todo mortal / pero hay su dificultad / en cuanto a su ejecución” (Alfredo Zitarrosa).
En 1981 nuevos documentos permitirán iniciar una nueva serie de apelaciones. Un experto confirma ante el tribunal que el fusil AR15 utilizado para acusar a Peltier no puede ser el arma puesto que los cartuchos no coinciden.
El 22 de septiembre de 1986, la Corte de Apelaciones concluye que el informe de balística provisto durante el proceso es sospechoso, pero confirma la sentencia.
En 1993 la Comisión de Liberación bajo palabra rechaza el pedido de excarcelación.
Durante una nueva audiencia, en 1995, Peltier es defendido por Ramsey Clark, ex ministro de justicia. El procurador Lynn Crook admite que no existe ninguna prueba contra Peltier, pero no se lo libera argumentando que Peltier sigue clamando por su inocencia, cosa que no es compatible con la decisión del jurado.
Sólo queda la gracia presidencial. En 1996, Bill Clinton afirma: “No olvidaré a Leonard Peltier”, sin embargo, no hizo nada. A fines del año 2000, luego de la elección de George W. Bush sigue sin hacer nada. No siendo Bush un amigo de las minorías indias la esperanza de su libertad disminuye.
La opinión pública internacional, con el apoyo del Congreso Nacional de Indios de Estados Unidos , el Consejo Nacional de las Iglesias, Amnesty International y personalidades como el subcomandante Marcos , Nelson Mandela, Desmond Tutu, Rigoberta Menchu , el Dalai Lama , así como miles de ciudadanos de todo el mundo, luchan por la revisión del proceso. Porque cada vez resulta más evidente que el verdadero crimen de Peltier es ser indio y haber cometido el error de defender los derechos de los pueblos con los que Estados Unidos todavía no saldó su deuda histórica. Gran número de etnólogos y amigos de los indios se alistan en este combate, que es el combate de la dignidad arrebatada a un hombre como causa de su compromiso político y su origen étnico.
Mientras tuvo fuerzas, Peter Mathiessen (1927 – 2014) lideró la campaña por su libertad. Uno de sus libros desgrana el proceso; “En el espíritu de Caballo Loco”.
Actores y cineastas se han sumado a la causa; Robert Redford, Michael Apted y Oliver Stone. Steven Van Zandt , de la E Street Band , Neil Young y los Rage Against the Machine claman por él. Las últimas iniciativas piden a los internautas que alcen sus manos para pedir justicia. Miles de fotos inundaron Instagram con la inscripción “Free Peltier”. Entre quienes acompañan hay actores díscolos de Hollywood como James Franco y Darryl Hannah.
Leonard Peltier cumple su condena en el penal de Coleman, Florida. Su familia vive a 2100 km y ha pedido su traslado a la cárcel de Oxford, en Wisconsin. Los suyos viven en la localidad de Fargo, en ese estado.
PELEAR, SIEMPRE PELEAR, PASE LO QUE PASE. ESA ES LA LEY DEL POBRE
Dentro de la izquierda aparece ubicado un problema. La ridícula idea de que el preso político debe ser un intelectual, no tener antecedentes penales y formar parte de una organización reconocible. ¿Significa que para ser preso político hay que acreditar antecedentes penales intachables? ¿Significa que para ser reconocido como preso político hay que ser pacífico?
¿Es necesario tener un completo manejo de la teoría política y hacerlo en términos formales, reconocibles por la tradición de izquierda? Tales conceptos son absurdos desde una concepción de clases. Ni la lógica teórica más extrema, resiste el análisis de las construcciones sociales históricas.
Los explotados para alzarse contra el sistema establecido no requieren la aprobación de la institucionalidad patronal, mucho menos de su aparato judicial; cuya función es proteger al rico y encarcelar al pobre.
En la misma línea los reformistas expresan que los explotados tienen el deber de expresar su lucha de manera pacífica, democrática y legal. Sin embargo, cualquier acto de insubordinación en el contexto de un levantamiento popular no puede ser considerado un delito, aún dentro de los parámetros del Derecho Penal Burgués, desde el momento que su motivación no es otra que una expresión de clase. Quién se alza contra el orden establecido altera el orden político, destruye los símbolos de ese poder y expone su vida en la lucha.
Es por eso que son los trabajadores quienes hacen revoluciones y no los intelectuales, demócratas y reformistas y toda la majada de pacifistas que actúan como correa de transmisión ideológica de la represión estatal.
Ni la extracción social, ni su acento, ni el historial penal, ni las ideas son determinantes en las decisiones del régimen para encarcelar a un luchador.
La liberación de los presos políticos es una condición necesaria no sólo de la lucha de los derechos democráticos, sino para el proceso y desarrollo de un movimiento de revolución social. La clase obrera construirá sus organizaciones, deberá poner en pie su propio partido, sin dar explicaciones a la burguesía, ni a sus escribas, ni a sus intelectuales.
La construcción de nuevas relaciones sociales no tiene porqué ofrecer buenos modales, ni espíritu de conciliación de clases. No puede hacerlo porque su expresión es insurreccional y se hace presente para acabar con el orden social que determina su explotación.