BANDERAS Y GLOBOS – TEOLOGIA POLITICA
28/05/2023Por EL PIBE CALYPSO
Comencemos por la frase de Clausewitz, la que propone la guerra como la continuidad de la política por otros medios. Aquí guerra y política se identifican. Sólo cambian los medios; la política es pacífica, excluye la violencia y privilegia el diálogo. La guerra es la guerra. Cuanta menor humanidad tenga un ejército mayor será su éxito. Todo sentimiento de humanidad es una confesión de flaqueza. Sin embargo, la violencia es parte de la política.sex toys for men custom basketball jerseys nike air max 90 online wig store adidas yeezy foam custom nfl jersey cheap nba jerseys adidas yeezy foam runner mens mens nike air jordan jerseys for sale nike air jordan retro best human hair wigs cheap wig nfl pro shops custom football jersey
El poder se sabe antipopular. Pero eso no les importa. Para mantener el orden institucional trae armas al país. Están destinadas a los que protestan. ¿Hay una política de armas? Toda política es a la vez violencia y diálogo.
Una noticia que dice que el gobierno ha comprado armas de sofisticada efectividad es un disparo. Se dispara al corazón de los que proponen el diálogo, aun cuando protestan. La protesta es diálogo. Protestan los que piden ser escuchados. Protestan porque el poder es sordo, plegado sobre sí mismo y seguro en su soberbia. La protesta es una petición de diálogo, pero el gobierno no responde, importa armas. Esa es su respuesta.
Desde Menem el tema de las armas, es un asunto ausente. Fue una de las cosas que Menem no hizo, armar al Estado. Hizo muchas cosas, pero esa no.
Quino decía que el bastón de un represor de motines sirve para abollar ideologías.
La inteligencia siempre es peligrosa. En este mundo que propone zombis, se desea que nadie piense; y mucho menos reclame.
El palo del policía no piensa, pega, pero sabe dónde pegar.
Le han dicho dónde pegar. Se ha decidido que pegue porque se ha decidido que la política es guerra. Si uno decide no dialogar, tiene que reprimir.
¿Qué es el Estado? El Estado es la represión sistematizada de los instintos naturales de los hombres. Si se vive en estado de naturaleza, se vive en estado de guerra permanente. Los seres humanos deben reprimir los instintos y cederlos al Estado en su último acto de entrega de la libertad. El Estado ordenará la sociedad y gobernará para el bienestar de todos.
Nietzsche aborrecería esta teoría y verá en ella la muerte del individuo libre que ama la vida y no quiere ser reprimido ni reprimirse.
Lenin proponía en “El Estado y la revolución” al Estado en función de clase. Era la dictadura del proletariado. El Estado liberal se parece bastante a eso. Es una dictadura de clase. No es la del proletariado, sino la de las corporaciones. Los ricos nacen con poder y dedican su vida a conservarlo. Para conservarlo recurren a la represión estatal.
El Estado represor, la compra de armas y su desarrollo del punitivismo son eslabones de la misma cadena. Los ricos se autorizan a sí mismos.
No tienen que dar cuentas a nadie. No quieren, y al que las pida no les darán explicaciones, les darán palos mediante el Estado. En este sentido la represión es inherente a la dictadura de clase. Esta similitud de Lenin con nuestra actualidad será siempre sugerente. Eso esperamos. La dictadura del proletariado es hoy la dictadura de la burguesía nacional.
¿La política es violencia? Es sin duda la propuesta del diálogo, pero no todos quieren dialogar. Donde muere el diálogo aparece el palo de la policía. Este gobierno también tiene una soberbia asombrosa. Actúan como representantes de lo divino, burlándose de quienes los interpelan y los cuestionan. Así la política se transforma en represión.
La represión es violencia, la política es violencia.
Pero, ¿solo la violencia es represión? El poder, esa bestia magnífica también somete con el entretenimiento. Cautiva con las series, engaña con una sonrisa liviana y mediática. A los palos les dice alegría. Como si fueran globos. Los palos no son globos, Duelen más. Por eso se los utiliza. Llegamos a un punto esencial, el dolor. El que se opone al Estado sufrirá. El dolor es el costo de la protesta. Si toda ética posible deberá partir de una lucha contra el sufrimiento, toda ética deberá entonces condenar la represión violenta. El poder castiga, busca el orden. El orden se consigue a costa del dolor de los desordenados. Los desordenados son los que protestan. Los ordenados castigarán. Lo que preocupa siempre es hasta dónde puede llegar el Estado.
Pero, ¿les importa?
¿Tienen derechos los que interpelan al Estado? Si, los tienen. Todo enceguecimiento ante los reclamos postulará la represión como única respuesta.
¿No es acaso la represión una forma manifiesta de condena?La vanidad, el desdén clasista y la compra de elementos represivos son las características del actual poder en Argentina.
Albert Camus decía : “uno se propone liberar a los hombres y termina organizando una policía”.
¿Qué policía puede organizar un Estado que ni siquiera se propuso liberar a los hombres?
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