MARIÁTEGUI Y LA DESCOLONIZACIÓN LATINOAMERICANA

MARIÁTEGUI Y LA DESCOLONIZACIÓN LATINOAMERICANA

06/06/2020 Desactivado Por ElNidoDelCuco

 

 

 

 

 

 

 

 

Por JACINTO JUAREZ

         Este 16 de abril se cumplen 90 años de la muerte de José Carlos Mariátegui, el gran Amauta (“sabio” en quechua), en la ciudad de Lima, Perú en 1930. Su temprana muerte a los 36 años se lleva a uno de los mejores cuadros de marxismo en el mundo, el primer marxista en pensar con los pies en nuestra tierra, nuestra realidad. Mariátegui fue el primero en América en hacer carne eso que los grandes materialistas dialécticos enseñaron; de comprender cómo las leyes generales del desenvolvimiento de la economía capitalista mundial se refractan en las particularidades nacionales;  el primero en formular un verdadero programa que se ajuste a la realidad nacional, de dar una respuesta concreta a la realidad concreta. José Carlos fue un gran pensador en cierto sentido “autodidacta”, la formulación y resolución de los problemas aparecieron en él directamente relacionados a la resolución de los problemas concretos con los que se encontró, su magistral obra “Las siete interpretaciones de la realidad peruana” fue una respuesta programática, de combate a todas las corrientes pseudo marxistas, nacionalistas burguesas y pequeño burguesas que poblaban las movidas de las primeras décadas del siglo XX, en América y, por qué no, en Europa. Fue periodista de “profesión”, como respuesta a la necesidad de ganarse el pan tras la muerte de su padre (a la temprana edad de 14 años!); primero en el periódico “La prensa” de Lima, y después en numerosas publicaciones (el diario burgués opositor al gobierno “El tiempo”, incluido numerosas publicaciones propias o impulsos editoriales como “Colonida”, “Nuestra Época”, “La razón”), la mayoría de ellas clausuradas por la represión gubernamental. En 1919, el gobierno de Leguia dará un Golpe de Estado militar en julio de 1919 con una coalición de fuerzas políticas burguesas, disolviendo el Parlamento y convocando a una Asamblea Constituyente, reorganizando la República Burguesa. Leguia, que gobernó 11 años hasta 1930, permitió la reforma universitaria (en octubre 1919), concedió la jornada de 8 horas (larga reivindicación de las organizaciones obreras) e impulsó la “Sección de Asuntos Indígenas”, que promovió medidas de apoyo a la población indígena, así como la obligación del trabajo gratuito para construir rutas. También en 1929 y con la mediación del imperialismo yankee se anotó la recuperación de Tacna en 1929, arrebatada por Chile en la tristemente célebre Guerra del Pacifico (1890). El gobierno de Leguia le da una “beca” a Mariátegui para viajar a Europa, lo que constituye una forma “decorosa” de exiliarlo. Parte a Europa, retornando al puerto del Callao (Lima) recién en marzo de 1923. Su viaje por Europa cambiaría definitivamente al joven Mariátegui, siendo un participe necesario de grandes hitos del proletariado mundial como el “bienio rojo italiano” (1919-1921) en la ciudad industrial de Turín, donde surgen los consejos obreros y el control obrero de la producción como hongos en el campo después de la tormenta. Las ocupaciones de Fábrica de la combativa clase obrera del Norte de Italia será respondida por la burguesía Italiana en decandencia (luego de la derrota de la Primera Guerra Mundial, la potencia imperialista había quedado en harapos, siendo una de las principales perdedoras del nuevo reparto del mundo, con un estelar avance del imperialismo Estadounidense) con el surgimiento del Fascismo de Mussolini, es decir ante la crisis revolucionaria inminente; la burguesía responde con los métodos de la guerra civil contra el ascenso de la clase obrera en una potencia imperialista en decadencia y franca agonía. El fascismo planteará la supresión con métodos contra revolucionarios de las organizaciones obreras (sindicatos, partidos) así como de la dañada democracia burguesa, aplastando cualquier resquicio de libertades democráticas. El fascismo no venía contra la democracia burguesa sino fundamentalmente contra la clase obrera que se había dispuesto a sepultarla junto a la burguesía maloliente, a la salida de la Primer guerra Imperialista Mundial.

 

Asistió al congreso del Partido Socialista en Livorno durante 1921, donde se da la ruptura del ala revolucionaria de la socialdemocracia, y nacerá el Partido Comunista Italiano, cuyo máximo dirigente será Terracini y Amadeo Bordiga. Además será un gran estudioso del filósofo italiano Benedetto Crocce, los historiadores Henri Bergston, Piero Gobetti y Sorel, etc. etc.

 

En 1922 en el asalto del poder por Mussolini con su “marcha sobre Roma” con sus camisas negras y pardas, aplastando toda resistencia, el Amauta no está en Italia, sus “cartas sobre Italia” demuestran hasta qué punto había conocido el problema Italiano en profundidad.

 

En su vuelta a su Perú natal, trabajará en la Universidad Popular Manuel Gonzalez Prada (que falleció en 1918 y de extracción anarquista) y conocerá a intelectuales y escritores importantes como César Falcón o César Vallejo, o dirigentes políticos importantísimos como el nacionalista Víctor Raúl Haya de La Torre, fundador en su exilio en México de la Alianza Popular Americana (APRA) del Perú, una organización nacionalista pequeño burguesa con la cual los primeros marxistas peruanos prestaban colaboración y debatian polémicamente en esos primeros pasos, debido a su caracter embrionario. Fundada la revista Amauta en 1923 y hasta 1927 buscará impulsar los debates de la intelectualidad peruana acerca del tipo de revolución a desarrollarse en Perú. Mariátegui trabará una lucha política fundamental con Haya de La Torre (un dirigente político que deja en miniatura a los Dietrich, a los Atilio Boron, García Linera y demás payasos de la academia burguesa) con el que romperá en 1928, fundando el Partido Socialista Peruano (PSP) en septiembre de 1928. En 1929 contribuirá de manera crucial a la fundación de la central obrera única, la Confederación General de Trabajadores de Perú (CGTP) y de su periódico “Labor”. Además de debatir sin concesiones con los esbirros Latinoamericanos de Stalin-Dimitrov en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Junio de 1929 en Buenos Aires, Argentina(1). En dicha conferencia Mariátegui y los delegados peruanos darán una verdadera clase de marxismo a los burdos y reaccionarios planteos de los stalinistas rancios encabezados por el secretario general del Partido Comunista Argentino, el rancio Vitorio Codovilla. Es durante esas épocas que escribirá los artículos que luego posteriormente sus hijos publicarán como “En defensa del marxismo” y su defensa encendida del líder del Comité Militar Revolucionario que hizo posible la toma del Palacio de Invierno en 1917 en Rusia y el creador del Ejército Rojo que venció a 14 ejércitos que estaban al mando del imperialismo ademas de ser el principal dirigente del soviet de Petrogrado y dirigente del Comintern, León Trotsky(2). El Amauta rechazará la visión antimarxista y la de la lógica formal burguesa, la visión positivista, que ve el desarrollo social como una concatenación y una evolución escalonada de estadios y modos de producción sociales. Defenderá las particularidades de un tránsito desde las comunidades pre-clasistas, como los Ayllus, resabios del viejo Imperio Incaico y las sociedades precedentes al comunismo (Tiawanakus, Aymaras, Quechuas, Cayambe, Caranqui, Tolitas, etc., etc.) con ciertas imprecisiones propias de las fuentes de la época y fundamentalmente negará la necesidad de una revolución democrática burguesa que acabe con los resabios pre-capitalistas como la servidumbre y los terrantenientes gamonales, la llamada “República Oligárquica” y defenderá la necesidad de la revolución proletaria encabezada por la clase obrera y su partido político, en alianza con las organizaciones y comunidades campesino-indígenas. Será un férreo defensor de la alianza de clases explotadas y oprimidas y de negarse a dar ningún apoyo político a los partidos burgueses y pequeño burgueses nacionalistas, principalmente el APRA (Frente Popular).

Su defensa de una revolución obrera y campesina, de características particulares, adaptadas a la realidad política Peruana, será un escollo para la dirección contra revolucionaria y burocrática del stalinismo, de la URSS. Su planteo político también estaba en las antípodas de los planteos de los reformistas, posmodernos, neo-stalinistas y revisionistas que hoy vinculan el prestigio de un luchador y pensador internacionalista de la talla de Mariátegui para dar apoyo a movimientos burgueses o pequeño burgueses, a frentes populares, y gobiernos “progresistas”, en nombre de un teórico que rechaza furibundamente tales programas o políticas de conciliación de clases. Hoy lo adornan y lo emparentan con Gramsci y otros teóricos que habían hecho criticas parciales a la dirección del Comintern y todo en defensa de una pérfida y reaccionaria pseudo teoría de “democracia vs fascismo” y del apoyo al nacionalismo que el Amauta combatió sin concesiones.

 

Por eso José Carlos estuvo tan cerca de tres personajes fundamentales en la historia del comunismo Latinoamericano, el Cubano dirigente del Partido Comunista de Cuba Julio Antonio Mella (3), el Boliviano fundador del POR Tristan Marof (4) y el intelectual Argentino Samuel Glusgberg creador de la influyente revista Babel (5). Ellos tuvieron una nutrida amistad e intercambio con el Peruano y fueron los grandes divulgadores de sus obras, gracias a las cuales hoy podemos conocer su importancia. Fue enemigo de las clases dominantes nativas, de la burguesía nacional, los terratenientes, el imperialismo y sus personeros, incluido el stalinismo contra revolucionario. Hoy reivindicar a Mariátegui, es reivindicar a muerte su lucha contra el imperialismo y la burguesía nacional, por la autodeterminación de los pueblos indígenas y fundamentalmente la tierra (algo que los impostores “plurinacionales” de Bolivia y Ecuador no han hecho ni por asomo), reivindicar la lucha por un marxismo que no sea “calco ni copia” sino que sea creación “heroica” de la vanguardia proletaria, extrayendo las mejores lecciones de la lucha de la clase obrera y los demás oprimidos por su liberación. Es la lucha sin concesiones contra las corrientes nacionalistas burguesas, pequeñoburguesas, stalinistas y revisionistas que mancillan su nombre para apoyar políticamente proyectos históricamente reaccionarios.

 

Es la lucha por mantener viva la independencia política de la clase obrera y la lucha contra el frente popular y el fascismo, dos caras de la última moneda herrumbrada que le queda a la burguesía decadente y al imperialismo para evitar el triunfo de la clase obrera, de la revolución proletaria; el problema de las indígena-campesino sigue siendo como hace 500 años la propiedad de la tierra, y solo un gobierno obrero y campesino puede solucionarlo. Como decía Guillermo Lora, por los Estados Unidos Socialistas de América Latina.

 

NOTAS.

(1) Jose Carlos Mariategui: “Punto de vista antiimperialista. Tesis presentada a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana”. Escrita en Lima 21/5/1929. El Amauta no pudo asistir pero sus tesis fueron presentadas por Julio Portocarrero y los demás delegados peruanos, en el punto sobre “La lucha antiimperialista y los problemas de táctica de los Partidos Comunistas de América Latina”.

 

(2) José Carlos Mariátegui. “El exilio de Trotsky” en Variedades, Lima 23/5/1929, en Textos básicos, México, Fondo de Cultura Económica, 1995, pp.328-331.

 

(3) Julio Antonio Mella, “¿Qué es el APRA”, México DF, abril de 1928. En él ataca sin tapujos la alianza con la burguesía nacional y la subordinación a sus partidos e impulsa la línea contraria al frente popular, impulsando el frente único antiimperialista dirigido por la clase obrera como piedra de toque de la revolución proletaria en los países coloniales y semi-coloniales.

 

(4) El Boliviano Tristan Marof (pseudónimo de Gustavo Adolfo Navarro) fue un dirigente e intelectual marxista de influencia internacional en toda América Latina, principalmente Bolivia, México, Cuba, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. Fue un gran amigo de Mariátegui al punto que este lo consideraba “un Quijote de la política y literaturas Americanas”, y fue un asiduo escritor en su revista Amauta. Marof fue el creador del primer partido socialista (marxista) de Bolivia en 1927 y era simpatizante de la Internacional Comunista (llegó a escribir en las primeras revistas Latinoamericanas de la Comintern y consta en actas de numerosas reuniones internacionales de esta, así como importantes intercambios con la dirección en la URSS), en su primer manifiesto señala como guías ideolológicos a Lenin, Trotsky y Chitcherin. El nombre de Partido Socialista también fue adoptado por el Partido Socialista del Ecuador, el Partido Socialista Revolucionario de Colombia y un año más tarde por Mariátegui en la fundación del Partido Socialista Peruano. Fue en realidad Tristan Marof el primer marxista de América en reivindicar la lucha de los pueblos indígenas y marcar su principal problema: la tierra. Esto ya lo planteó en uno de sus libros, “El ingenuo continente Americano” (1923), acuña el famoso programa de “minas al Estado y tierra para los indígenas” y dice: “En la América, pues y sobre todo en Bolivia, debemos tomar como dogma político el comunismo, por otra parte sería una novedad. No haríamos sino revivir el sistema incaico que duró tantos siglos. Pero el sistema incaico es la historia del comunismo primitivo. Vayamos al comunismo científico y heroicamente trabajador y fraternal”. En 1930 ya habiendo roto con la Comintern totalmente stalinizada, funda el grupo Tupac Amaru, que junto a otros grupos de revolucionarios exiliados Bolivianos opositores al gobierno y a la guerra fraticida del Chaco contra Paraguay, fundarían el Partido Obrero Revolucionario en 1935 en Córdoba y adherirían a la Oposición de Izquierda Internacional (Trotskysmo), el principal dirigente del POR será José Aguirre Gainsborg y se afiliará a la Cuarta Internacional recién fundada (1938). Entre otras cuestiones de su importante trayectoria política, fue un gran amigo del Cubano Julio Antonio Mella y uno de los principales dirigentes que intercede con el gobierno Mexicano de Lázaro Cárdenas para que le otorgue el asilo a Trostky (Marof había sido en su momento embajador Boliviano en Francia y era amigo personal del embajador de México en Bolivia).

 

(5)Samuel Glusberg (su pseudónimo era Enrique Espinoza) fue un reconocido intelectual de origen judío y de tendencia Trotskysta que fundó la revista Babel (sigla que significaba Biblioteca Argentina de Buenas Ediciones Literarias) que era una revista económica y accesible al público (entre 1 y 2 pesos de la época) y muy bien editada. En los impulsos editoriales de Samuel participaban los reconocidos escritores como Roberto Payró, Alberto Gerchunoff, Alfonsina Storni, Leopoldo Lugones, Fermín Estrella Gutiérrez, José Ingenieros, Horacio Quiroga, también los poetas Luis Franco y Ezequiel Martinez Estrada. Fue sin lugar a dudas un intelectual que marcó a fuego la cultura y la política Argentina de la primera mitad del siglo XX.

  

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