DE REGRESO A OCTUBRE

EDITORIAL

3 de Octubre de 2019

             Empezó Octubre, el mes donde siempre pasan cosas importantes, aunque hay octubres y octubres. Muchos de los habitantes de este país hace 4 años que están esperando este octubre. Es el último para el actual gobierno, que venía a quedarse 20 años y está terminando poniendo toda la carne al asador a ver si puede mantener 3 o 4 intendencias.

Aunque en principio, la semana que pasó había comenzado bien para el gobierno. El fin de semana pasado, se lanzó la gira del presidente que recorrerá 30 ciudades en 30 días. Empezó en Barrancas de Belgrano, y si bien los medios la calificaron de masiva, esta marcha del orgullo cheto no fue tan concurrida como se cree. Ya en el principio se ve cómo va terminar esto, porque si hay un lugar donde la tenés que romper es en las Barrancas de Belgrano, y no llenaste el equivalente de medio River.  “Más solo que gira de Macri”, podría haber sido un título de diario que retratara lo que siguió después, donde se lo vio desfilando por calles vacías de algún pueblo saludando valla a saber a quién.  

Sirvió esto sin embargo para cubrir de cierto triunfalismo e infundir esperanza en los acólitos que, contra todo  sentido común y contra toda evidencia estadística, piensan que sí, que sí se puede dar vuelta. Más aun con la esperada victoria del radicalismo en Mendoza, que se intentó capitalizar para el gobierno aunque nadie fue a sacarse una foto con el nuevo Gobernador, que no quería saber nada de hacer campaña que implique mostrar al presidente junto a él. De repente las campañas provinciales se vuelven locales y ni hablar de las intendencias oficialistas que se presentan como candidatos vecinales, de barrio, nada que ver con la gobernadora y menos con el presidente que promete suelto de cuerpo y en forma casi literal: No se preocupen, yo los voy a sacar del problema donde los metí en primer término, aguanten.

Mucho se habló del decreto de necesidad y urgencia que modificó la fórmula para calcular las indemnizaciones laborales, modificación que en la práctica las reduce, y encima a una semana de que un obrero, laburando en condiciones precarias,  moría en Ezeiza en una obra que se estaba haciendo a las apuradas para que el gobierno la pudiera inaugurar en campaña. La primera reacción es darse un golpe en la frente y decir: pero cómo pueden ser tan inoportunos, tan faltos de tacto. O pensar en el odio de clase de estos tipos que piensan que el negro es muy de morirse en accidentes laborales y encima quiere cobrar guita para la familia, y acá hay que poner el hombro señor! La mafia de los juicios.

La verdad es más sencilla: a este gobierno no le importa en lo más mínimo tu vida ni la de ningún trabajador. Es una especie de acto fallido. Acto Fallido: aquel acto que pone de manifiesto una expresión diferente e incluso contraria a la intención consciente del sujeto. Puede presentarse en la acción, en el discurso verbal o en un gesto.

Te dicen que les importás, que están trabajando para que tengas una vida mejor, te dicen que piensan en vos denodadamente pero hacen todo lo contrario a lo que dicen, ni se les ocurrió relacionar Ezeiza con el decreto porque no estás en la cabeza de estos tipos que  se les escapa todo lo que esté por afuera del negocio que estén armando. Es casi la única explicación a esto. O sea, el gobierno dice que anunciara medidas para favorecer el empleo y esa medida es bajar las indemnizaciones por decreto. Dejen de ayudar porfis.

Y seguimos mirando perplejos a ese núcleo duro que representa algo más del 30% de los habitantes de este país. Y los intereses que representan, que no los suyos, sino los de una pequeña minoría con mucho poder. Pero hay algo que sí sabemos, sostener en 2015 que un tipo que llegaba con un prontuario descomunal podía combatir la corrupción era, como mínimo, una actitud ingenua. Seguir sosteniéndolo hoy después de Panana Pepers, Ausol, Avianca, Correo Argentino, parques eólicos y blanqueo es, como mínimo, una actitud cómplice.